Amar es respirar de haber estado bajo el agua. Es llenarse las venas de serpentinas, y bailar, bailar mucho. Es sentir el corazón reptándote por las muñecas, las mejillas un poco más adoloridas, las sonrisas un poco más presentes. Es soñar, es tener escalofríos, es sentir la copa de los árboles un poco más bajas. Es querer llorar de vez en cuando de lo llenos que estamos de emociones, como si nos hicieran un transplante de alma que no creíamos posible antes de amar.
Amar también es doler, es dejar ir, es recordar. Es que las manecillas del reloj no anden, corran. Es que la ducha llore granizo, que el mundo se oculte tras una cortina pálida. Es respirar un poco más largo, que tu vientre se hunda un poco más, que un sueño se convierta en un jamás. Amar es decir te amo, pero también es olvidar.
Amar es dibujarse una diana en el pecho y esperar lo mejor.