Hoy hay pescado al almuerzo. Pescado frío. Lo como clavándome las espinas en el paladar, limpiándome las goticas de grasa que caen en mi regazo, mirando con afán lo lleno que sigue el plato. Hoy hay pescado al almuerzo, pescado frío, y no sabe a nada, y la lluvia se resbala como un caracol por la ventana, y se mueren sus gotas con tal desinterés, que yo también querría ser un pescado, pescado frío, al almuerzo.