Hubo un tiempo en que no te conocía. Debió haberlo. Un tiempo en que nunca imaginé lo que sería. Supongo que era diferente, yo, quiero decir; supongo que yo era diferente. Algo más indiferente, algo más iluso, algo menos yo.
No estoy muy seguro de qué ha cambiado desde entonces. Algo ha cambiado, lo sé, pero no estoy seguro de qué. Es como meter la mano en un balde de agua fría y luego sacarla: no es igual. Sin embargo, tampoco sé muy bien cómo se siente -¿mojada? ¿fría? ¿o es la ausencia de calidez la que se siente?-.
Algún tiempo atrás -hace años ya- no te conocía.
Hoy ya no sé si me conozco yo.