Hago un esfuerzo. Siento que se me van a salir los codos o que se me van a desguinzar ambos brazos. Pero lo logro. Me impulso hacia arriba y consigo apoyar una rodilla en el marco de la ventana. Luego me impulso hacia adelante y caigo con un golpe seco sobre la baldosa del baño. Soy una maza de sudor, adrenalina y nicotina encima de un tapete azul echo jirones y una encendedor casi extinto. El celular aún suena.