Escribir con sangre debe ser una de las cosas más complicadas de hacer. La sangre ensucia, huele mal, marea, y daña el papel. Si alguna vez tuviera que utilizar la sangre para escribir, probablemente sería un frase corta. Concisa. Fuerte.
Dibujar con sangre ya es otra cosa:
Si tuviera que dibujar con sangre, dibujaría a una mujer, de falda coagulada y cabellos como arterias. Cargaría un paraguas para resguardarse de la lluvia que como vino se regará de mi pluma. Su nombre iniciaría con ‘M’ y sería una vieja conocida de Miss X, la de Sabines, aunque a esta yo no la quiera. Sería dura, de carácter fuerte y valiente, y a su vez sería hermosa, como tallada en el caparazón de una mariquita.
Sería hermosa mi Señora M, y de eso estoy seguro, y probablemente tendría pretendientes a diestra y siniestra.
Sería hermosa mi Señora M, y de eso no tengo duda, porque así son las mujeres hechas de sangre.