– Quiénes son? – pregunta Cor a las nueve figuras que tiene enfrente.
– Somos tu pasado – Responde una voz, imposible saber la de cuál espectro.
El jóven no se siente asustado. Es como si ya hubiese estado ahí antes. Y los espectros, de alguna extraña forma le son familiares.
– ¿Cómo llegué aquí? – pregunta el chico, mientras intenta recordar. Una avenida fría, el sol en el ocaso, sangrante, luego un atardecer lila, arces, una nota de violín, un tono anaranjado.
– Te atropellaron Cor – responde una figura mientras se pone en pie. El muchacho la reconoce de inmediato. Es la voz de la mujer que amó. No sabe ahora qué sentir. Le duele el pecho. Respira más rápido. Siente el desamor creciendo en él como una maleza negra.
– Acompáñame – le dice ella.
El sol los mira por la ventana, desde el horizonte, intrigado.