¿Qué es la «Escritura Intuitiva»?

Hace una semana comencé a tomar una clase que busca reforzar la escritura «formal e intuitiva». Esta idea me pareció curiosa, en particular porque uno está acostumbrado a escuchar de escritura «formal e informal», pero rara vez oye hablar de la «intuitiva». Hoy voy a intentar desglosar lo mejor que pueda lo que es la escritura desde la intuición, y voy a recomendar un ejercicio que he comenzado a hacer gracias a estas clases y que me parece genial. Comencemos.

¿Qué es la escritura intuitiva?

Cuando pensamos en distintos tipos de textos, nos solemos topar con esa lección memorizada desde la primaria: «El texto informativo te cuenta acerca de un tema para informarte… El texto narrativo es un cuento o una historia de ficción… El texto argumentativo…» Y luego, cada uno de aquellos textos se mueve dentro de un esquema de formalidad de manera individual (no vayan a creer que todo cuento es informal, ni que toda columna de opinión es formal…).

Sin embargo, si algo tienen en común todos estos textos, es que todos siguen sus respectivos hilos conductores, y a su vez, todos tienen una idea previa del rumbo que tomarán a lo largo de sus líneas. En cambio, los textos de escritura intuitiva se enriquecen entre menor sea el contexto que el autor les proporcione.

El texto intuitivo es un escrito que no está planificado, que es una especie de improvisación, pero aún más extrema, porque cuando se improvisa, uno intenta mantener cierta lógica y pensar con agilidad; en cambio, la escritura intuitiva es relajada, se hace sin tener ni idea del resultado, y lo mejor, no está bien ni está mal.

¿Para qué hacerla?

Claro, se oye muy lindo eso de escribir libremente y blah, blah, blah… Pero, ¿puede haber alguna ventaja en escribir sin pensar?

Alguna vez leí una frase brillante, que dictaba algo así como «nosotros los humanos no pensamos en pensamientos, pensamos en palabras», y es precisamente por eso, que tenemos que saber leerlas.

Nosotros siempre estamos experimentando. Sintiendo. Cuando nos enamoramos, cuando nos sentimos solos, cuando vemos un paisaje bello, cuando nos huele la mano un perro, cuando escuchamos llover… Siempre estamos siendo pasajeros de una montaña rusa de sensaciones y de emociones, pero no siempre sabemos entenderlas.

¿Nunca les ha pasado que están con sus amig@s, hablando y riendo, felices, y de repente les entra una especie de melancolía, o de tristeza? Ese tipo de cambio de emociones puede resultar supremamente confuso, más que por el efecto que tiene en nosotros, por el hecho de que no somos capaces de entender el por qué de esa aflicción. Y aunque de seguro hay miles de formas para entender este lado misterioso de cada uno, una herramienta que a mí me ha funcionado ha sido la de la escritura intuitiva, ya que es una manera de darle voz sin censura a ese lado irracional, de entender por qué somos como somos, de responder con nuestras propias palabras a las conjeturas que nuestras emociones nos suelen plantear, y en el peor de los casos, resultará en un texto curioso.

¿Cómo hacerla?

Como mencioné al inicio, este tipo de escritura apenas la estoy descubriendo, y hay muchísimos ejercicios que de seguro ayudan a entrenar esta habilidad de la escritura intuitiva. Sin embargo, hay uno en particular que siento que me ha sido útil y me gustaría recomendarlo:

Piensen rápidamente en un tema. No importa si es muy puntual o general (ya verán que luego eso no hace mayor diferencia), y luego pónganse en frente de una hoja y escriban lo primero que se les vaya ocurriendo, teniendo hasta cierto punto en mente el tema que eligieron. Escriban cuánto quieran, no hay que tener un tiempo límite, y cuando sientan que ya no tienen más que decir, paren, no lo fuercen.

No se preocupen si parece que la historia tiene mucha o poca coherencia, si es corta o larga, si les gusta o no. Y por último, no la juzguen, al fin y al cabo, no es más que un reflejo del alma de cada uno, aprendiendo a hablar.